Regeneración, el nuevo paradigma para un futuro sostenible

De un tiempo a esta parte, el concepto de regeneración ha comenzado a aparecer frecuentemente en las conversaciones sobre desarrollo sostenible. En una época donde el agravamiento de la crisis socioecológica se hace cada vez más evidente, resulta crucial encontrar soluciones transformadoras e innovadoras a la crisis, y en ese sentido, el enfoque regenerativo se vislumbra como un camino posible que ya muestra grandes resultados.

Sin embargo, es importante entender que no es una nueva tendencia, sino más bien una escuela de pensamiento cuyos principios se han construido hace décadas, gracias al aporte de grandes pensadores y filósofos del ámbito de la ecología y el pensamiento sistémico.

Principios Basados en la Ecología

Nombres como Henry David Thoreau, Ernst Haeckel, Ebenezer Howard y el propio Alexander Von Humboldt, fueron los pioneros del pensamiento naturalista durante el siglo XIX. Gracias a sus experiencias en la naturaleza comenzaron a hablar de la Tierra como una entidad orgánica, y fueron los primeros en postular que  todos los organismos vivos que la componen, se relacionan entre sí y están íntimamente relacionados con su entorno. 

Ya entrado en el siglo XX, aparecen Arthur Tansley y los hermanos Odum, quienes desde la biología y la ecología respectivamente, profundizaron en el concepto de ecosistemas. Basándose en los patrones de cómo surge la vida y cómo esta se organiza en un lugar determinado, dieron pie a la corriente de pensamiento conocida como teoría de sistemas o pensamiento sistémico, que 20, o incluso 30 años más tarde, inspiraría a los primeros permacultores y diseñadores regenerativos tales como John T. Lyle, Charles Krone, Bill Reed, Daniel Wahl, David Holmgren y Bill Mollison entre otros .

Esta mirada de sistemas, que resulta tan natural cuando tomamos conciencia de nuestra interdependencia con otros seres, contrasta fuertemente con la lógica mecanicista a la que estamos acostumbrados, y bajo la cual aún funciona buena parte del mundo en que nos movemos.

La cosmovisión mecanicista se remonta a la época de la revolución científica (s. XVI-XVII) y plantea la metáfora del mundo como máquina, donde cualquier organismo (ya sea vivo o no), puede entenderse, gestionarse y corregirse mediante los mismos métodos lineales e incrementales asociados al mejoramiento de la tecnología. Esta visión se ha convertido en un paradigma tan arraigado en nuestro quehacer, que ha dado forma a todas las facetas de la vida moderna, incluidas la ciencia, la educación, la economía, y cómo diseñamos y construimos asentamientos humanos.

Incluso, la forma en que abordamos la mayor problemática socioambiental de la vida humana moderna -el cambio climático-, es un reflejo de esta cosmovisión. Reducir una crisis sistémica cada vez más compleja sólo a una variable, cómo son las emisiones de carbono, es un enfoque que resulta insuficiente, y pone de manifiesto las limitaciones de las estrategias lineales y reductivas para tratar los fenómenos complejos inherentes a todo sistema vivo.

Nuevo Paradigma

Es ahí donde la regeneración nos ofrece una nueva perspectiva, enriquecida por una mirada interdisciplinaria, y basada en aquellos factores determinantes que permiten que los sistemas sociales y ecológicos prosperen en el tiempo. Es un nuevo paradigma, que nos invita a comprender el mundo como una red interdependiente e interconectada, compuesta de múltiples niveles de sistemas vivos complejos, capaces de evolucionar continuamente, potenciando la diversidad, la creatividad, la complejidad y la vida en sí misma.

El desafío que esto plantea es enorme ya que implica un profundo cambio de paradigma en la concepción del mundo, el rol del ser humano en la naturaleza, la organización de las actividades humanas y la cultura dominante. La regeneración nos obliga a deconstruirnos mentalmente para aprender un nuevo lenguaje y formas de relacionarnos, entendiendo que los sistemas humanos y naturales son parte de un mismo sistema vivo que co-evoluciona en conjunto.

Este cambio de mentalidad implica cuestionar los sistemas de pensamiento y los valores predominantes en la cultura actual, al mismo tiempo que comprendemos que las dinámicas entre y dentro de los sistemas vivos no son lineales, sino más bien el producto de múltiples relaciones organizadas en un patrón de redes. Todo organismo es una red de células, órganos y sistemas anidados dentro de otras redes cada vez mayores, como su comunidad, el lugar donde vive, etc. 

Las relaciones en esas redes se basan en la cooperación, son cíclicas, y tienen circuitos de retroalimentación que fomentan la autorregulación y la autoorganización, ambas cualidades fundamentales para sostener la evolución de la vida en el tiempo. 

La regeneración también nos invita a pasar de una única cultura dominante y estandarizada, a muchas culturas individuales, propias de cada lugar. Honrar esa riqueza local permite potenciar y mejorar la vida, entendiendo que la biodiversidad es la base para fortalecer la resiliencia de todas las especies que habitamos el planeta Tierra, y que sólo en ecosistemas diversos la vida es capaz de evolucionar continuamente.

Desarrollo Regenerativo

El enfoque regenerativo también se puede traducir a soluciones concretas para el desarrollo, logrando que las comunidades humanas y las actividades económicas vuelvan a alinearse con los procesos de la vida. Es un trabajo que comienza en la esfera personal -partiendo por nuestro propio cuerpo y mente-, y que se expande hacia otros aspectos sociales y ecológicos más amplios de nuestra existencia, hasta materializarse en esferas prácticas del quehacer humano, tales como el diseño, la economía, la agricultura, la educación, el turismo, etc.  

Actualmente, en todos los rincones del planeta está emergiendo la regeneración como un movimiento global de esperanza y cambio. El desarrollo regenerativo es algo que está ocurriendo en medio de nuestras comunidades, y aunque a veces no logramos verlo porque se manifiesta al margen de los sistemas más grandes y tradicionales, ya existen múltiples casos de éxito en el mundo.

En el mundo de la agricultura, la regeneración avanza a pasos agigantados, a través del manejo holístico para la ganadería y los huertos biointensivos que día a día trabajan para mejorar el suelo y la salud de las personas. A nivel empresarial, cientos de emprendimientos regenerativos locales han revitalizado sus comunidades con soluciones de alto impacto, mientras que por otro lado, poco a poco la regeneración ha ido permeando en el mundo de los grandes negocios. Empresas como Walmart, Patagonia y Danone, entre otras, ya han declarado grandes compromisos para transformar sus cadenas de valor con foco regenerativo al 2050, arrastrando con ello a millones de proveedores y consumidores alrededor del mundo.

Los desafíos en este camino de amplificar el efecto de la regeneración son muchos. Existe un potencial de cambio que sin duda requerirá mucho trabajo colaborativo, responsabilidad compartida y la voluntad de cambiar nuestros patrones de pensamiento. Revertir el ritmo y la magnitud de la crisis socioambiental y transitar hacia un enfoque regenerativo, son requisitos esenciales para avanzar hacia un futuro justo y sostenible para todos. Sin embargo, esto sólo será posible cuando logremos comprender que como seres humanos también somos naturaleza, y que como tal, tenemos la capacidad de potenciar la salud y vitalidad de todos los ecosistemas, siempre y cuando actuemos en concordancia con los principios que hacen posible la vida.

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